jueves, 14 de abril de 2011

Tenía intención de participar en la tercera semana del Blog Carnival Freak, pero me fue imposible. La IV edición se me estaba escapando de nuevo, pero como por lo visto a los demás también, me ha dado tiempo a subirme al carro. 

Esta semana el tema escogido por worm ha sido el de 'preguntas importantísimas' . Ya que ha propuesto una pregunta realmente interesante sobre un campo que se supone que debería dominar, debido a mis cinco años aprovechados en filología, he decidido sacaros de dudas acerca de la evolución del lenguaje y de la destrucción importancia de los canis en este aspecto.

¿Suponen los canis una evolución del lenguaje?
Primero, y ante todo, deberíamos dejar claro qué significa la palabra 'evolución'. El DRAE a este respecto nos da cantidad de acepciones de la cual voy a recoger una que es simple y resume las demás:

evolución.
8. f. Cambio de forma.

Si atendemos a esta acepción que, como he dicho, resume las demás, estaríamos ante una respuesta afirmativa. Los canis suponen una evolución 'cambio de forma' del lenguaje. Y tanto que cambian de forma el lenguaje y no sólo de forma, sino también de signos, de tamaño de letra, cambian el orden lógico de las estructuras gramaticales, añaden y eliminan cuantas vocales y consonantes quieran, tienen un uso desmesurado del signo de admiración e incluso inventan nuevo léxico adaptado a cada fiesta y/o evento socio-cultural propio. En ninguna de las acepciones de la palabra evolución en el DRAE, incluye el adjetivo mejora, por lo tanto, la evolución, sería en algunos casos buena y en otros (y no hace falta que diga que este es uno de ellos) mala. 

¿Deberíamos adaptar las normas a su uso de la lengua?
Al igual que acabo de recoger una acepción del DRAE, ahora voy a despotricar un poco sobre la RAE, yo soy así, una de cal y otra de arena. - Por cierto, ¿cuál es la buena, la cal o la arena? Porque a mi me parecen la misma mierda. - 
Dado que hace unos meses la RAE aceptó el adverbio 'asín' como correcto normativamente hablando, me cuesta creer que el Apocalisis no haya empezado ya. Creo que ese fue un paso gigantesco hacia una inminente invasión de las cátedras de la RAE por parte de esta 'tribu' (y, sí, con esto me refiero a 'selva') urbana. 

Y para dejar más clara mi opinión sobre todo esto os dejo a Pérez Reverte que os cuente sus andanzas por las áridas llanuras de la lengua castellana.



miércoles, 13 de abril de 2011

Llega un día en la vida de toda persona que después de inscribirse en una oferta de trabajo por Internet le llega un mail diciendo que tiene que mandar una carta de motivación describiéndose y valorándose sobre cómo podría desempeñar el trabajo para el cual está optando. Al parecer este tipo de cosas se han puesto muy de moda en Europa y, cada vez más, las compañías introducen este tipo de ejercicios para:

1) Joder al personal.
2) Echarse unas risas leyendo las chorradas que debe mandarle la gente.

Para dicha carta de motivación sólo hay una regla: 200 palabras. ¿Qué quieren decir exactamente con esto? ¿200 palabras son 200 palabras? ¿Si por alguna razón mi redacción contuviera 199 o 201 palabras, no la aceptarían? 
Esta mañana, me levanté dispuesto a ello. Me dije: 

- Arald, tienes que hacer esa carta de motivación, ya que, posiblemente sea el curro que estás buscando. Estás capacitado para ello y seguro que cobras una basura, pero por lo menos podrás decir que tienes un trabajo y no eres un vulgar y triste ni-ni con un título debajo del brazo pero sin encontrar un trabajo de lo que has estado estudiando durante cinco maravillosos años. (Todo esto sin respirar y sin desayunar). 

Pero he sido incapaz. Acostumbrado a escribir en twitter, he terminado mi redacción con unos estupendos 138 caracteres sobrándome dos para poner una carita sonriente como esta =) al final. 

¿Y ahora qué hago? ¿Les mando un tweet como carta de motivación o me dedico a poner 'Joróbate Flanders' hasta reunir las 200 palabras?

sábado, 9 de abril de 2011

Una vez hablé de las expectativas y de lo traicioneras que son. Y esta no es una historia de cómo niego esa afirmación, sino más bien, cómo con datos empíricos la reafirmo. Ayer por la tarde, una tarde soleada, cálida y aparentemente veraniega recibí una llamada desde un número desconocido. Descolgué y al otro lado de la línea se encontraba una voz femenina y joven. Una voz muy suave y dulce, como sacada de programas de la radio, para que engañarnos, pero desconocida. En resumidas cuentas me dijo que quería venir a mi casa la mañana siguiente, es decir, esta mañana. Yo muy halagado y, a la vez, sorprendido le pregunté la razón por la cual quería venir a mi casa a lo que ella entre risas de timidez y, seguramente, sonrojadas mejillas dijo: "para verla y eso, ya sabes... jijiji". (Debo abrir un paréntesis y aclarar que la conversación fue íntegramente en francés, cierro paréntesis). Al parecer, en mi cerebro la respuesta fue válida y acepté a que viniera a mi casa a eso de las 10 de la mañana, ya que insistió en que, si podía, fuera lo antes posible. 
Esta mañana, a las 9 ya estaba en pie y vestido con mis mejores galas preparado para que la chica misteriosa con voz dulce viniera a mi casa. A las 10 en punto, ni un minuto más ni un minuto menos, recibo una llamada a mi móvil. ¡Oh, es ella! Mi móvil me lo confirmó al ver escrito en la pantalla: Chica voz dulce (yo soy así a la hora de catalogar a la gente en mi agenda). Respondí entre tartamudeos y me confirmó que estaba esperando en la puerta de abajo. Bajé y ahí estaba, una chica de mi estatura, guapa, simpática y sobre todo con una voz muy dulce. 

Sí, vino a mi casa.

Y me pidió que le enseñara la cocina, el baño, la sala, porque en las fotos que la inmobiliaria le había dado no se veían muy bien. Sí, amigos, seguramente en Mayo, al irme de vuelta a España, esa chica con voz dulce viva en mi actual casa con su novio. 

miércoles, 6 de abril de 2011

Siete meses hace ya que salí de una pequeña isla rodeada de la inmensidad del mar Mediterráneo. Buen tiempo, buenas calas, montañas accesibles y buena gastronomía. Di a parar a una pequeña cuidad al este de Francia, a pocos kilómetros de los Alpes suizos. Frío, ni rastro de playas, montañas inmensas y muchas patatas con queso.  Fue para mi un primer paso hacia una vida que me propuse hace un tiempo. Dejé atrás muchas cosas y en compensación obtuve otras. Diversos caminos que abren diversas puertas, que dan a otros caminos con más puertas y más cerraduras que tienes que ir abriendo y abriendo hasta el fin de tus días. 

Solicité una beca de Asistente de Conversación, algo así como profesor de conversación en un instituto francés, bien remunerado y con pocas horas a la semana. Flexibilidad de horarios y con el plus de continuar un año fuera aprendiendo otro idioma y conociendo otros lugares. Me pareció una oportunidad excelente para mi futuro. Esa beca fue concedida, aunque aún estoy a la espera de conocer mi destino.

Todo era perfecto, termino la carrera, trabajo un año a la vez que hago un master, y puedo seguir trabajando al siguiente año con la experiencia que habré adquirido y con un master bajo el brazo. Hasta que recibo un mail de la UIB ofreciéndome una suculenta oferta para irme a Brasil durante el próximo curso académico. Una beca para estudiantes de licenciatura o diplomatura. 3.000€ de beca para estudiar en una universidad del país amazónico. 

¿América del Sur? Cuántas veces habré dicho yo que me encantaría ir a América del Sur. Hemisferios opuestos, culturas diferentes y con el plus de aprender bien el portugués. Lo que más me está llamando es que tanto Óscar como Virginia (de mis mejores amigos en Francia) ya tienen plaza en Saõ Paolo y Campinas para Febrero.

El mayor problema que ofrece esta oportunidad única es que no terminaría la carrera este año, sino el siguiente, ya que tendría que dejar algún crédito para poder irme. 

Necesito vuestra ayuda.

lunes, 4 de abril de 2011

No acostumbro a seguir conversaciones que empiezan un con un 'wenas', llamadme riguroso, pero no creo que pueda salir nada bueno de un principio como ese.

domingo, 3 de abril de 2011

Las expectativas a veces son muy malas. Hoy me he levantado mosqueado. Anoche Jill me deseó dulces sueños de porno, con lo que me fui a la cama contento esperando tener un sueño erótico-mágico bastante agradable. Si soñar que una mujer mayor bastante entrada en carne te persigue por toda la ciudad, entrando a todos los establecimientos que tú entras y montándose en todos los autobuses que tú te montas llegando a darte mucho miedo es un sueño porno, lo he tenido en grandes dimensiones.