miércoles, 22 de agosto de 2012

Me encantan tus finos dedos cuando, con delicadeza, acarician una hoja de papel de fumar y milimétricamente añaden la hierba mezclada con tabaco. Insertas un filtro dichoso que tocará tus labios, ansioso por besarte. Lentamente, con un movimiento mecánico, giras y giras el papel construyendo una figura cilíndrica y alargada que miras con satisfacción. 
Por fin me miras, con ojos de pecado y saltas como una ardilla hasta el lugar de la cama donde estoy yo. 
Enciendes el porro y le das una calada y notas como el humo entra en tus pulmones y te acaricia por dentro. Tras unos segundos en tu boca lo suelas cerrando los ojos y una ligera sonrisa se dibuja en tus labios. 
Por fin me besas, un beso robado y rápido, como si fuera uno de los mayores delitos.
Haces que todos tus actos parezcan ilegales y eso te gusta. 

Y eso me encanta.

lunes, 20 de agosto de 2012

Recuerdas perfectamente cuando tenías dieciocho años y querías comerte el mundo a grandes bocados, con la boca abierta hasta que te doliera y apretando y tirando bien fuerte con tus dientes nuevos. El mundo había dado pocas vueltas y los problemas que llevabas en tu vida habían sido meras piedras en el camino que habías sorteado sin mucha dificultad. Entonces, grandes pedruscos afilados que cortaban con sólo mirarlos.
Luchaste, o creías que luchabas por cambiar las cosas que te parecían injustas y superficiales, porque tú, ya lo sabías todo. 
¡JA! Y una mierda, pequeño ser pretencioso. No sabías nada. 
Fuerza no te faltó nunca y rabia.
Ahora ha pasado el tiempo y, cada vez que recuerdas tu forma de actuar en determinadas situaciones, ríes y mueves la cabeza de lado a lado.
Ha llegado el punto en que todas esas acciones han cobrado su efecto, positivo o negativo, no importa, pero te han transformado en una persona totalmente diferente a lo que eras. Ahora piensas, igual que antes, pero de un modo más racional, desde la distancia y analizando con más profundidad las cosas. No quiere decir que de una forma más seria, sino más bien desde el punto de vista de la conciencia que has ido creando en 5 años.
Has aprendido a reírte del mundo y a asumir que aquello por lo que luchabas e intentabas cambiar está bien, pero que el verdadero cambio debe empezar en uno mismo. 
Las cosas que en ese momento considerabas inamovibles, hoy, no tienen valía alguna. Leyes que considerabas inquebrantables, hoy, son pisoteadas y destripadas sin perdón.
Al fin y al cabo, dirán algunos, son sólo palabras, amistad, lealtad, amor, lucha, siempre... 
Las palabras no mienten. Lo sabes mejor que yo. El que miente asiduamente eres tú.

¿Te has preguntado alguna vez a cuánta gente has fallado a lo largo de tu insignificante vida?
Constantemente, lo sé. A mucha, lo sé. No dejarás de hacerlo, lo sé.
Tienes que vivir con ello, sino, muérete ahora mismo.