Anoche fui David durante un rato.
Salí de trabajar con la intención de irme a casa plácidamente, pero cuando llevaba un rato apalancado, recibo una llamada de
J. (
J. es un compañero de trabajo, del que ya os hablaré más adelante).
- ¡Arald! ¿Qué haces?
- Nada, estoy aquí tirado leyendo un rato...
- ¿Leyendo? ¿Un viernes por la noche...?
- Mmm... ¿sí...?
- Tira el libro y nos vemos en media hora en la Plaza del Corso.
Estuvimos de garito en garito mucho rato y entre una cañita por un lado y un porrito por el otro, a
J. se le empezaba a ir de las manos. Un billar, dos, tres, una cerveza y unas amigas.
- ¡Ey! ¡Hola!
- ¡Hola! ¿Cómo estáis?
- Blablabla (balbuceos de borrachos)
- Os presento...
Fue ahí cuando, debido al exceso de alcohol y otras sustancias en el interior de
J. que me convertí en David.
-
X. este es
David
-
David esta es
X.
¿Qué se hace en un momento así?
Solución 1:
-
X. este es
David
-
David esta es
X.
- Mmmm perdona, pero mi nombre es
Arald
- Buah tío, perdona es que estoy borracho, blablabla...
Solución 2:
-
X. este es
David
-
David esta es
X.
- Mmmm perdona, pero mi nombre es
Arald
- ¿
Arald? venga ya
David, no me tomes el pelo...
Solución 3:
-
X. este es
David
-
David esta es
X.
- Mmmm perdona, pero mi nombre es Arald
- Entonces, ¿Por qué todo el mundo te llama
David?
Así que la solución que tome fue la que encontré más acorde a la situación.
- X. este es David
-
David esta es
X.
- Encantado, soy
David, de los
David de toda la vida.
La noche fluyó bastante bien, y reconozco que ser
David no se me dio nada mal. Sólo le veo una pequeña brecha a esta historia, y es el día en que vuelva a ver a la tal
X.